¿Expulsará el nuevo sistema de becas a miles de universitarios?

domingo, 16 de junio de 2013

Poco a poco, y gracias al análisis de algunas webs especializadas, vamos conociendo más detalles sobre el nuevo sistema de becas. Recordemos que este nuevo sistema se basará en una parte fija y una parte variable. Concretamente en el caso de los universitarios, la parte fija será menor que la anterior beca salario, con lo que a priori la reforma les perjudica. No obstante la nueva parte variable de la beca podría elevar la cuantía hasta igualar las antiguas becas, incluso elevándolas.

Dicha parte variable dependerá de la renta y de las notas, no sólo las del alumno, sino la del resto de estudiantes, ya que los datos se compararán. En resumidas cuentas, a menor renta y mayor nota, mayor parte variable.

Hasta aquí todo bien en principio, asumiendo que sea verdad que muchos alumnos sigan obteniendo una cantidad que les permita afrontar sus estudios, como es el caso de todos los que disfrutaban de la beca de material y transporte, que con el nuevo sistema desaparece.

El problema es que los plazos para que las nuevas becas se otorguen pueden alargarse de una forma alarmante. Hay que tener en cuenta que la parte variable se calcula una vez se ha concedido la parte fija para todos los becarios. Es decir, se establecen cuántos becarios tienen derecho a la parte fija, y una vez calculada dicha cuantía, se resta del monto total disponible para becas. Con este sobrante se procederá a asignar la parte variable.

Por lo tanto podemos encontrarnos con graves retrasos dependiendo de cómo se realice este reparto. Hay que tener en cuenta, que con el sistema actual las becas comienzan a abonarse en diciembre, llegando a alargarse el plazo hasta finales de febrero. Aunque hay alumnos que desgraciadamente cobran su beca bastante más tarde, con las graves consecuencias que ello conlleva.

Si  este año el proceso se produce de forma escalonada (por ejemplo establecer primero la parte fija y posteriormente asignar la variable para posteriormente abonar el total) con toda seguridad los plazos se alargarán dramáticamente, viéndose obligados cientos de alumnos abocados al abandono de sus estudios. 

Si un alumno, cobrando actualmente en enero, tiene que afrontar con enormes dificultades todos los gastos desde el inicio del curso en septiembre, imaginemos lo que puede ser cobrar a partir de marzo, a sólo dos meses de terminar el curso. Todo ello repercutirá sobre el rendimiento del alumno, que en muchos casos más que estudiar tendrá que dedicarse a racionar la comida y pedir a su casero que espere un mes más para cobrar el alquiler del piso.

Esperaremos a la publicación definitiva de la convocatoria de becas para conocer los detalles, pero viendo la poca seriedad y la falta de empatía del Ministerio de Educación no podemos tener grandes esperanzas.

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