Estamos hablando, por supuesto, del FOGASA. Puesto que con
total seguridad el lector de este blog habrá llegado a él a través de la búsqueda
sobre información sobre por qué no ha cobrado todavía después de meses de
espera, no hará falta que nos explayemos sobre cuál es la problemática. Simplemente la
resumiremos en que el FOGASA paga mal
(gracias al recorte del año pasado en los límites que abona en salarios e
indemnizaciones) y tarde (según la ley debería resolver en tres meses y en
ciertas comunidades autónomas ya están dando previsiones de 15-18 meses). Es
tal el caos reinante que el año pasado trabajadores valencianos presentaron una demanda al FOGASApor impago, reclamando la deuda y los intereses por retraso.
Ante tal esperanzadoras noticias hace unas semanas supimos
de las intenciones del Gobierno de privatizar el FOGASA, para en su opinión, mejorar los tiempos de
espera. Por supuesto los detalles son
escasos, aunque en próximas entradas los comentaremos porque también tienen
miga, así tendremos que esperar hasta septiembre para ver con qué nos
sorprenden.
Habría que preguntarse qué se ha hecho desde la
administración desde hace dos años en los que los expedientes comenzaron a
amontonarse de forma peligrosa sobre las mesas de los desbordados funcionarios
del FOGASA. Dudo que puedan argumentar
que no lo vieron venir, habida cuenta de que la crisis llegó para quedarse con
nosotros hace más de cinco años. Tampoco creo que defiendan la parálisis en su
actuación frente al problema defendiendo que hay que recortar personal, cuando
siguen existiendo empresas públicas y organismos sin ninguna utilidad real
mientras cientos de miles de parados esperan día a día con angustia que les
llegue su dinero.
Es curioso que para las medidas que implican recortes en los
derechos de los trabajadores se den mucha más prisa, como el fulminante recorte
en las prestaciones que cubre el FOGASA que comentábamos anteriormente,
aprobado de un día para otro.
Llegados a este punto uno no puede evitar plantearse que la técnica
del PP que tantas veces hemos escuchado sea totalmente cierta. Se tiende a
pensar que un Gobierno no puede ser tan mezquino, pero al final los hechos hablan
por sí solos. La técnica no es otra que, simplemente, dejar morir, lentamente,
el servicio a privatizar. Asfixiarlo, hasta que se llega un límite en que no
queda más remedio que rescatarlo, a través de manos privadas, ante la evidencia
de que la gestión pública lo ha llevado hasta donde está.
Es lo que se dice en términos
coloquiales tener más cara que espalda, pero con la gravedad añadida de que se
juega con el pan de los parados, cuyo único delito ha sido trabajar y ver cómo
les dejaban a deber dinero ganado dignamente. Y además para que tengan algo en
qué pensar se les pisotea un poco más, diciéndoles que van a tener que vivir
del aire de 15 a 18 meses.
Bueno, pero algo se tendra que hacer para solucionar los retrasos no?
ResponderEliminarClaro anónimo, se pueden hacer varias cosas. En la última entrada ("Qué nos traerá la privatización del FOGASA") verás algunas propuestas:
Eliminar"¿No hubiera sido mejor dedicar los suficientes recursos para atajar la situación antes del atasco de expedientes? Opciones no faltaban, desde interinos, OPE en condiciones, trasladar expedientes hasta provincias menos saturadas o hasta recolocar a personal de empresas públicas que han dejado de tener sentido en una época de crisis."
Pero me temo que lo sencillo y rentable (para algunos)es privatizar.
Saludos